
ACTO DE RECONOCIMIENTO
…temes a tu vacío
Cesare Pavese
Un hombre que se desprende y niega su raíz
podría ser una estructura malograda.
Me he sentado a comer con mis ancestros
y les he servido un trozo de mi vacío en cada plato.
Lejos del temor y las euforias mis sentimientos se congelan
y el cuerpo se estremece
y este frío que es la muerte hace que hierva.
Por fin palpo mi cordón umbilical.
Por fin mis madres me miran
y mi patria, como el árbol enumerado
de todos los rostros de mi sangre se reencuentra
y me reconozco en estos temblores.
Por primera vez
los espíritus perturbados de la noche me han besado
y he tenido la certeza de estar llena.
LECCIÓN DE ANATOMÍA
He comprendido que la libertad no existe
y no hay camino sin tropiezo,
tronco sin árbol,
mente sin cuerpo,
y la vida no vale nada sin no existe la muerte,
que esta diminuta bala le da sentido a mi existencia.
He comprendido que la libertad no existe
en este cuerpo cocido al aire que penetra en sus pulmones,
estos glóbulos rojos que se agrupan
y el sentimiento latiendo en todo lo posible.
He aprendido que un hombre que depende de su cuerpo
no puede ser una criatura libre.
CROMOSOMA X
Una mujer que se dispara a sí misma
podría ser comparada con un hombre
y siendo mujer, si resucitara volvería a dispararse.
Dios nos hizo a su imagen y semejanza
y en nuestra herencia nunca estuvo ser sombra,
el problema siempre estuvo en la herencia del corazón,
que puede liberarte o construirte una jaula,
de ahí su naturaleza transmutable,
de ahí su aparente fragilidad.
Una mujer que se suicida fue un ser iluminado
aunque al morir reportasen que siempre estuvo loca.
Su vocación pudo haber estado en el gatillo
o lejos de todos los disparos,
pero una mujer no aprieta el gatillo por gusto,
no muere por honor u orgullo,
no hace la guerra.
A una mujer solo puedes matarla si le apuntas al corazón.
VISCERAL
Odio al artista
que cree que el arte viene desde el asco
y trepana su cerebro para extraer cada palabra dulce,
cada trozo de suavidad,
esas palabras que él llama defectuosas
y le arrancan la sensibilidad,
en busca de la perfecta belleza de su obra.
Odio lo perfecto
como todos los esquemas artificiales,
como el hombre perfeccionista
que subsiste gracias a su oportunismo,
un hombre que me odiaría si leyera estas palabras
y me llamaría cursi
y dijera que aún soy transparente
y mi palabra no crece.
Un hombre que no se permite la dulzura
es un cuerpo que se quema de espaldas al sol.
(De Criogenia, 2019)

Giselle Lucía Navarro (Cuba, 1995). Poeta, narradora, diseñadora y gestora cultural. Licenciada en Diseño Industrial por la Universidad de La Habana y egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Profesora de la Academia de Etnografía de la Asociación Canaria de Cuba. Dirige el Grupo Literario Silvestre de Balboa. Ha obtenido diversos reconocimientos entre los que destacan el Premio José Viera y Clavijo de ciencias sociales, Premio Benito Pérez Galdós de ensayo, Premio Edad de Oro 2018 de poesía para niños, el Pinos Nuevos 2019 de narrativa infantojuvenil y el David de Poesía 2019 que otorga la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Ha recibido menciones en los concursos internacionales Ángel Gavinet (Finlandia, 2012), Poemas al Mar (Puerto Rico, 2012) y Nósside (Italia, 2019). Ha publicado Contrapeso (Colección Sur, 2019), El circo de los asombros y la novela infantil ¿Qué nombre tiene tu casa? (Gente Nueva, 2019). Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés, italiano y turco, y publicados en antologías y revistas de Cuba, España, Chile, México, Francia, Turquía, Perú, Bangladesh, Kenia, Estados Unidos, Colombia, Finlandia, Venezuela, Argentina, Puerto Rico, India, Italia, y Bélgica.